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El desfile de admiradores, que empezó antes de que Saldívar se rindiera a la policía después de nueve horas de parálizarla afuera del Days Inn, ha durado dos semanas. Abraham, el patriarca y vocero de la familia, se ve exhausto y agotado emocionalmente.
Les pide a los espectadores que no tomen su fotografía. Pero no se atreve a hecharlos.
"Sé que si vinieron desde tan lejos para demostrar su respeto, entonces también amaron a Selena", dice. "Tienen roto el corazón, como yo. Una señora me dijo que era como si se hubiera muerto su propia hija. Me conmovió mucho. Así era como se sentía la gente ligada a Selena".
La noche después, cuando Selena hubiera cumplido los 24 años, 3.000 personas se reunen en el parque de Johnny Canales, Johnnyland, para celebrar una misa de pascua en memoria de la gran muchacha del barrio Molina. El escenario está decorado con enormes ramos de rosas blancas. A un lado del altar hay un coro, del otro una banda de mariachis.
¿Es una coincidencia que celebremos el cumpleaños de Selena el mismo día en que celebremos el triunfo de Jesús sobre la muerte? Monseñor Michael Heras, de la iglesia católica Our Lady of Perpetual Health, pregunta en su sermón.
"No lo creo. La muerte fué desafiada para siempre. Esto es lo que este día significa. ¡Para siempre!
"Las últimas palabras de Cristo fueron, `Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen'. Eso es lo que decimos nosotros, porque es la única manera de que hagamos sentido de algo que no tiene sentido".
El momento más conmovedor de la ceremonia viene cuando un grupo de niños sueltan 24 palomas, una por cada año de vida de Selena, para celebrar su retorno a los ángeles".
Aunque los adultos comprenden el dolor sufrido por la familia de Selena, fué la gente jóven la que tuvo la mayor dificultad para aceptar su muerte. Se identificaban con ella -- especialmente las muchachas -- y la idolatraban como su modelo ideal.
En Houston, la estudiante de la escuela Jefferson Davis High School, Christina Galván, hizo un discurso durante un tributo a Selena unas semanas después de su muerte. "Ahora sabemos como se sintieron nuestros padres cuando murió Ritchie Valens", escribió. "Selena es nuestra Ritchie Valens. Ella es nuestra John Lennon. Ella es nuestra Elvis. Siempre extrañaremos a Selena. Nunca habrá otra reina de la música tejana".
Selena se hubiera maravillado al ver el enorme despliegue de emoción que siguió su muerte. Parte de la reacción fué resultado de la dramática y trágica manera en que fué asesinada.
Pero Selena también conmovió algo positivo en la gente, algo que es más difícil conseguir en el mundo de la música popular. Ella era vivaz y encantadora, sí, pero también creía en tratar a todo el mundo igualmente. A menudo pasaba horas hablando con sus admiradores y firmando autógrafos antes de sus presentaciones.
Abraham cuenta la historia de cuatro mujeres, cada una setentona, que manejaron desde Dallas después del asesinato. "Me dijeron que nunca habían visto cantar o conocido a Selena personalmente, pero que la vieron por televisión y quedaron encantadas. Dijeron que se notaba que era una persona humilde". Carmen Read, la antigua vecina de los Quintanilla en Lake Jackson, recuerda la vez en que Selena y Suzette llegaron a conversar hace como dos años. "Nunca habló de sí misma, su foco éramos nosotros. Me hizo sentir como si nosotros fuéramos las celebridades".
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