viernes, 7 de noviembre de 2008

♥sElEnA uN sUeño ViVo♥



selena un sueño vivo
Hoy, a causa de trágicos events, los sueños que Abraham había compartido con su esposa, Macela, y sus tres hijos, se derribaron.

Esa mañana, Selena no había ido al estudio de Producciones Q. No era raro que ella llegara tarde. Su perpetua tardanza era parte de su encanto.

Pero este viernes en la mañana, era sorprendente que Selena no hubiera tan siquiera llamado. Tenía una cita a las 10 a.m. con su hermano, A.B., y su hermana, Suzette, para grabar unas líneas de un grabado de demostración de una nueva canción de A.B. Selena también estaba a mediados de la grabación de su primer disco en inglés. El disco se estaba tardando porque su horario era tan agitado.

Dieron las 11 a.m. y todavía no se sabía nada de ella. A.B. llamó a Christopher Perez, el esposo de Selena, quien dijo que ella había salido de la casa a las 9 esa mañana, mientras él todavía estaba en cama. Chris no sabía a dónde había ido, pero creyó que tendría algo que ver con Yolanda Saldívar, la antigua presidente del club de admiradores de Selena.

Abraham y A.B. fueron a almorzar. Regresaron a la oficina justo cuando sonaba el teléfono. La cuñada de Abraham gritó que Selena había tenido un accidente. Su padre corrió a la sala de emergencia del centro médico Memorial.

En el hospital, Abraham supo que no había habido ningún accidente. A Selena le habían disparado en la espalda y estaba considerada muerta al llegar al hospital, dijo un doctor, pero habían logrado revivir su corazón por un momento y le habían dado una transfusión.

Abraham, quien siguiendo el ejemplo de su padre se había convertido en un testigo de Jeová algunos años antes, inmediatamente reaccionó contra la transfusión. "¡No! Ella no quiere eso", gritó.

Sólo en ese momento, se dió cuenta de la finalidad de las palabras del doctor. Selena estaba muerta.

Para los niños creciendo en barrios como La Molina, el vecindario de clase trabajadora de Corpus Christi donde vivía la familia Quintanilla, Selena era la reina del pueblo, una exitosa artista que no había perdido contacto con sus raíces. Pero para Abraham, ella era su pequeña niña. La que había brincado arriba y abajo en la cama donde él llacía acostado, tocando su guitarra y cantando las viejas y populares canciones mexicanas que amaba.

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